Tras siete largos años de lucha incesante, en el que, el ahora poderoso Julio Cesar había conquistado toda la Galia, llegó al río Rubicón. Un río relativamente corto e insignificante en aras a su utilización, sin embargo era un “obstáculo” para aquel que había reducido a los diferentes pueblos galos.
César para junto al lecho por el que podían perfectamente cruzar sus soldados que le habían acompañado y que no habían dudado de él, durante la campaña, sin embargo aquel río era una “imponente muralla” que discurría por su cauce.
El río Rubicón era la frontera natural de la Galia Cisalpina e Italia y Julio Cesar conocía perfectamente la ley romana que impedía cruzarlo al gobernador provincial al mando de sus tropas, bajo pena de ser declarado como enemigo del estado. Lo sabía bien y montado en su espléndido corcel blanco, observó a aquellos bravos y leales hombres, que habían luchado por él y por la República Romana, una República que sabía que estaba llegando a su fin, en el que las luchas internas la habían debilitado tanto que su fin posiblemente estuviera próximo.
Nuevamente volvió su mirada a los soldados más próximos, parecía dudar, pero con un leve movimiento de cabeza, ordenó continuar la marcha de la tropa, para cruzar aquel río que pese a su corriente mantenía un intenso silencio, mientras cruzaban valerosos aquellos soldados que pondrían fin a una etapa de la historia de Roma.
El gran misterio de la IX Hispana, la legión romana que desapareció sin dejar rastro en Britannia
La historia de esta unidad ha sido llevada en tres ocasiones al cine desde 2007, y ha sido el tema central de varias novelas y libros
‘Centurión‘, ‘La última legión‘ o ‘La legión del águila‘. No es extraño que la historia de las conquistas romanas sea aprovechada por Hollywood, sin embargo, lo que si es poco usual es que una leyenda clásica haya sido llevada nada menos que en tres ocasiones al cine. Este es el caso de lo sucedido a la IX Hispana, una legión que desapareció misteriosamente sin dejar apenas rastro para los historiadores.
Las legiones fueron durante siglos la unidad de infantería básica del ejército romano. Temidos por sus adversarios, los legionarios –armados con el gladius (espada corta) y el pilum (jabalina)– han pasado a la historia por su disciplina, su aplomo y por las efectivas tácticas que usaban en el campo de batalla, algunas tan conocidas como la «formación en tortuga». Estas unidades, formadas por unos 5.000 hombres usualmente, solían actuar como una máquina de destrucción sobre los «bárbaros» y los enemigos de Roma.
La teoría más extendida es que la IX fue arrasada por bárbaros en Britannia
El cine nunca se pierde una buena historia, y lo ha dejado claro en estos últimos 5 años en los que la IX ha sido un tema recurrente para los directores, que han hincado sus dientes en la leyenda atribuyendo diferentes destinos a los soldados de la legión. Para unos fue aniquilada, para otros, desapareció tras retirarse con deshonor del campo de batalla, en cambio, muy pocos están seguros de su destino definitivo.
Por ello, este agosto, en el que se celebra el segundo aniversario del estreno de ‘Centurión‘ (film protagonizado porMichael Fassbender y que da su versión sobre el final de este ejército) es necesario preguntarse: ¿Cuál es la verdadera historia de los romanos de la IX?
En esta historia, ni siquiera la formación de unidad se haya exenta de misterio. Para Juan José Palao, profesor del Dpto. de Prehistoria, Historia Antigua y Arqueología de la Universidad de Salamanca, el nacimiento de la IX no está del todo claro: «Los primeros testimonios de una legión IX parecen situarse en el primer tercio del siglo I a.C.», afirma Palao, aunque, según explica, todo apunta a que el origen más probable de la Hispana sea una legión con este mismo numeral creada por Octavio (futuro emperador Augusto) en el 40-41 a.C.
Otra peculiaridad de esta legión es que pasó por Hispania (España), por lo que recibió el calificativo de «IX Hispana». «Fue conocida en primer lugar como Hispaniensis, y ese sobrenombre se transformó en Hispana» afirma Palao. Sin embargo, algunos autores determinan que «este sobrenombre podría relacionarse también con un reclutamiento de hispanos durante dicha estancia», recuerda el profesor.
Pero lo que de verdad atrae a la industria del cine, en referencia a la IX, es siempre lo mismo: la invasión de Britannia en la que la unidad tomó parte junto con las legiones II Augusta, XIV Gémina y XX Valeria Victrix en el año 43 d.C. Aquí, durante la conquista de esta isla brumosa, comienza el misterio, ya que a partir del año 108 d.C., los romanos no volvieron a hacer ninguna reseña de la Hispana; era como si hubiera desaparecido de repente.
Final de película
En este preciso momento es donde toma parte el cine, el cual da diferentes versiones sobre la historia. La más extendida, según películas o libros de ficción, es que la IX Hispana fue arrasada por sorpresa a manos de bárbaros britanos mientras se encontraban en la isla. Esta es una de las visiones más heroicas del final de la unidad, en la que cayó hasta el último hombre en la lucha contra innumerables enemigos.
Según Palao esta hipótesis es «muy antigua y está muy arraigada en la cultura popular e, incluso, en una parte del mundo académico». «Su base es la existencia de importantes conflictos en Britannia (…) y la llegada de la legión VI Victrix, que habría llenado el hueco dejado por la desaparición de la IX» destaca. «La combinación de ambos elementos dio como resultado la citada teoría de la destrucción de la legión en los enfrentamientos que tuvieron lugar en Britannia en torno al año 118 d.C.» sentencia el profesor.
Los máximos defensores de esta teoría, según Palao, son el historiador Ian Richmond y Rosemary Sutcliff. Esta autora de novela juvenil publicó ‘El águila de la IX legión’, en la que explica como la unidad fue derrotada en Britannia y le fue arrebatada una de sus insignias: un águila que un joven tratará de recuperar haciendo frente a los bárbaros.
En términos de Palao, «Sutcliff también situaba la desaparición de la IX legión en el transcurso del enfrentamiento contra las tribus caledonias del norte en el año 117 d.C.». Esta idea, fue recogida exactamente igual cuando se hizo una adaptación al cine de la novela, lo que ha hecho que sea la versión mas conocida, aunque, no por ello, necesariamente la única.
Pero Sutcliff no sólo creó un libro, sino que dio forma a una nueva leyenda: la de la pérdida de la insignia de la IX. Para ello, se basó en el hallazgo que se hizo hace algunos años de una pequeña estatua con forma de águila en Silchester (Reino Unido). Pero, para Palao, estos datos tienen muy poca credibilidad histórica: «No hay ninguna base arqueológica ni histórica para relacionar ambos elementos, incluso la iconografía no se corresponde con lo que fueron las águilas legionarias (con alas desplegadas y la cabeza girada hacia un lado)».
Otras posibilidades
Estos no son los únicos destinos que pudo haber sufrido la IX legión:
1-Otro final pudo ser la destrucción de la unidad en Judea, lugar en el que se había sucedido una revuelta en época de Adriano. «Algunos investigadores lanzaron la hipótesis de que la legión habría sido destruida en el transcurso de esta guerra, aunque no hay ninguna prueba» determina Palao.
2-Por otro lado, se dio a conocer hace algún tiempo la posibilidad de que la IX hubiera sido aniquilada por tropas partas en el 161 d.C. «Algunos investigadores apuntaron la posibilidad de que la legión desapareciese en Armenia en el transcurso de las guerras partas en la época de Marco Aurelio» afirma Palao.
3-Finalmente, también existe la posibilidad de que Roma, altiva y acostumbrada a las victorias, no quisiera dejar constancia de la IX debido a que hubiera sufrido alguna derrota marcada, o porque sus legionarios hubieran cometido algún acto deshonroso, como huir del campo de batalla.
Conclusión incierta
La historia parece haberse ocupado de esconder todo dato que permita dar una respuesta segura del final de la IX. «Lo que sí es cierto es que la legión debió desaparecer entre el reinado de Adriano y el de Marco Aurelio, período en el que se sitúa una conocida inscripción fechada en el año 162 en la que se recogen las legiones del Imperio y en la que no figura la legión IX Hispana» explica Palao.
En cuanto a las circunstancias de esa desaparición, el profesor lo tiene claro: «Prefiero optar por la prudencia» sentencia. «Lo que sí parece probable es que se tratase de una desaparición traumática ¿una derrota que conllevó unas pérdidas de efectivos tan cuantiosas que provocaron su desaparición o la refundición de los efectivos supervivientes con otra unidad?, ¿un episodio deshonroso que provocó que el emperador la disolviese?». En cualquier caso existen muchas posibilidades, y sólo tenemos una cosa clara: lo que pasó exactamente es casi imposible de determinar y, a día de hoy, sigue siendo un misterio.
Seis preguntas a Juan José Palao
-¿Qué pudo haber pasado para que Roma quisiera «olvidarse» y no dejar testimonio de esta legión?
La desaparición de una legión de las fuentes oficiales no resulta inaudita en la historia de Roma. Es plausible una desaparición motivada por una derrota que supuso su aniquilamiento total o bien el traslado de parte de sus efectivos a otra legión que conservó su nombre. Igualmente, cabe la posibilidad de que la legión se comportase de forma poco honrosa y fuesen las propias autoridades romanas quienes ordenasen su disolución. En ambos casos, las fuentes no eran proclives a conservar memoria de ese tipo de acontecimientos.
-¿Qué credibilidad da a las películas y libros que cuentan que esta legión un final heroico?
Es lo que yo llamo historia-ficción. A partir de datos históricos, muchas veces incompletos e inconexos, se inventa una historia cuyo objetivo es entretener y no dar respuesta a los problemas históricos.
-¿Qué opina de que la ficción sobre esta unidad se esté llevando al cine cada vez con más asiduidad?
A mí me gusta el género péplum. Ahora bien, hay que distinguir entre el entretenimiento y el hecho histórico. He visto las últimas películas sobre la legión y dejando a un lado la alteración o deformación del hecho histórico, me entretienen. Lo que si es cierto es que este tipo de cine siempre supone un aumento del interés por la historia de Roma entre el público en general.
Escena de la Ultima Legión
-¿Representan películas como ‘Centurión’ o ‘Gladiador’ la vida de una legión romana con veracidad?
No es posible afirmar eso. En ambas películas el ejército romano ocupa un lugar secundario. En Gladiator, aparece al inicio de la película, en el enfrentamiento contra los germanos, luego desaparece. El caso de Centurión es parecido, pues tras el aniquilamiento de la unidad en los comienzos del film, el ejército como conjunto queda relegado a un segundo plano. Encontramos lo mismo en La legión del águila, pues a los veinte minutos el ejército deja de ser centro de la trama. No obstante, todas ellas tienen una buena puesta en escena en lo relacionado con el atrezo, aunque, como todo, es mejorable.
-¿Qué fallos recurrentes suele ver, como experto en legiones romanas, en las películas que tratan este tema?
En general, las películas más recientes suelen cuidar bastante la puesta en escena en lo que se refiere al uniforme y el armamento, aunque siempre hay excepciones y aspectos que podrían mejorarse. Le recreación del ejército de época imperial resulta más sencilla de llevar a cabo, ya que se conoce mucho mejor el uniforme y el armamento que usaban gracias a la arqueología. En lo que se refiere al tipo de luchas, disponemos de tratados antiguos que describen los distintos tipos de combate, tácticas y estrategias que se desarrollaban en cada época. No obstante, hay que tener en cuenta que en la mayoría de los casos el ritmo que marcan las películas y lo que pretenden conseguir hacen que se sacrifique la veracidad histórica en beneficio de la narración y del interés del espectador.
-¿Tiene el espectador una visión distorsionada de las legiones?
La visión que nosotros tenemos del legionario romano es la del legionario de época imperial que nada, o muy poco, tiene que ver con el de la etapa republicana. Si comparamos un legionario del siglo II a. C. con un legionario del siglo II d. C. nos daríamos cuenta realmente de lo alejados que estaban el uno del otro.
Tiempo cálido, donde apenas la brisa corría, era un 10 de abril de 1291, Guillaume de Beaujeu, elegido tiempo atrás maestre de la Orden del Temple, observaba desde lo alto de la torre Oeste, donde se encontraba ubicado el campamento de la Orden, el crepitar de los numerosos tambores de los mamelucos apostados en las proximidades de la ciudad de Acre, únicamente pudo lanzar un suspiro y contemplar con añoranza el fondo del mar mediterráneo, donde creía ver su casa y su familia en Francia. Sabía que pese a contar con numerosos hermanos Templarios, los más aguerridos soldados, disciplinados y con mayor coraje que podría existir, la ciudad de Acre estaba condenada.
Falta de recursos, mayor apoyo por aquellos reyes de Europa más preocupados por sus posesiones que por mantener el espíritu de las cruzadas, daba igual, todo estaba perdido.
Miró a su derecha donde se encontraba su fiel amigo y hermano Teobaldo Gaudin, llevaban juntos años en aquellas inhóspitas tierras donde había nacido su amado Jesús y en las que tiempo atrás se había fundada su amada Orden en Jerusalén, en manos musulmanas desde 1187.
El muro era fuerte y todavía resistía las embestidas de aquellos infieles con sus armas de asedio, que llevaban 5 días intentando hacerlas sucumbir. Pese a las incursiones realizadas contra los campamentos mamelucos por las fuerzas templarías, hospitalarias y teutónicas, que se mantenían unidas en la ciudad, no lograron dispersarlos, sabían que no lo conseguirían, pero ellos lo intentaron en varias ocasiones, como era su deber. Sabían que los muros no resistirían y deberían enfrentarse contra un ejército poderoso de más de 100.000 combatientes.
El día 18 de abril la zona donde está situada la conocida como torre Maldita, no soportó más las continuas embestidas de los proyectiles de las catapultas y termino por sucumbir, abriéndose una enorme grieta, los mamelucos se desplegaron por aquella gran oquedad, que atravesaron lanzando poderosos gritos y continuando el crepitar de los tambores. La lucha encarnizada en la que fueron participes hospitalarios y templarios, no imposibilitó la penetración del ejército mameluco, que pronto se hizo con gran parte de la ciudad de Acre.
El maestro templario, quien luchó encarecidamente junto con sus hermanos, fallecería más tarde por las heridas del combate, habiéndose refugiado en la fortaleza templario, junto con otros templarios más. Los musulmanes sabedores de que caballeros templarios se habían guardado en su torre, la asediaron con determinación. Allí resistieron los valerosos templarios, quienes el 25 mayo, tras tantos días de asedio y viendo la imposibilidad de su rendición, fueron ofertadas por sus enemigos la posibilidad de que emprendieran la huida, reconociéndose con ello su valor. Gaudin marcho junto con varios hermanos con dirección a Tirón, pero el resto de Templarios, permanecieron en su fortaleza, con firmeza sabedores de que su fin estaba próximo, así el 28 de mayo, los musulmanes dinamitaron la fortaleza, que desapareció del lugar donde se ubicaba, junto con aquellos gloriosos caballeros templarios.
Trilogía que recorre la vida de Publio Cornelio Escipion, desde sus inicios en la sociedad romana y el enfrentamiento que le llevara a derrotar al general cartaginés Aníbal.
Tres libros atrayentes, que animan a continuar su lectura capítulo tras capítulo y que nos aportan conocimientos de la época republicana romana.
Escrito por Santiago Posteguillo, sin duda un auténtico conocedor de la historia de Roma y que para mi sin duda, han constituido una lectura imprescindible para acercarme si cabe aun más en el estudio de la civilización romana.
La dinastía Trastámara resulta muy significativa por una reina Isabel I, quien con su matrimonio con Fernando de Aragón, propiciaron la unión de Castilla y Aragón. Sin embargo el inicio de esta dinastía, es turbulento.
Nos remontamos al año 1350 cuando se produce la muerte del rey de Castilla Alfonso XI, quedando como sucesor del reino su hijo Pedro, conocido como “El Cruel”. Pero Pedro no fue el único descendiente del rey, ya que su adulterio con Leonor de Guzmán le reportaron un total de diez hijos bastardos, destacando uno de ellos, Enrique quien con edad adulta recibió de manos de su padre el Condado de Trastámara, dominio feudal del Norte de Galicia y sería quien le disputaría al legítimo heredo Pedro el reino de Castilla.
Alfonso XI
Se inicio así una guerra civil, en la que la nobleza se fue adhiriendo a cada bando, en función de las mayores probabilidades de victoria, Pedro, sin duda se fue ganando el apodo “Cruel” a raíz de medidas represivas en contra de la nobleza, provocándose con ello, que parte de esta apoyara a su hermanastro.
El conflicto adquirió una dimensión internacional, al apoyarse cada bando en potencias europeas e interviniendo en el conflicto sucesorio de la corona de Aragón. Así Pedro se valió de la ayuda Inglesa y del rey de Aragón, mientras que Enrique se auxilio con Francia y el pretendiente a la corona Aragonesa el Infante Fernando, hermano del Rey.
Continuas idas y venidas, marcarían el conflicto militar, imponiéndose primeramente Enrique, en la llamada batalla de Calahorra acaecida en 1366, logrando expulsar a Pedro del territorio hispánico, sin embargo el depuesto Rey, junto con tropas inglesas encabezadas por el hijo del rey inglés, el llamado Príncipe Negro, derrotaron a las tropas de Enrique en la batalla de Nájera, en 1367. Nuevamente Pedro se convertía en Rey de Castilla, pero el impago a las tropas del Príncipe Negro, hizo que este abandonara la Península.
Pedro I
La pérdida de tan formidable fuerza, hizo que Enrique se recompusiera y se lanzara contra su hermanastro en Montiel en 1369. Pedro sólo pudo refugiarse en la fortaleza, Enrique quiso ofrecerle un pacto, pero al parecer ambos se enfrentaron cuerpo a cuerpo, resultando vencedor este último, gracias a la ayuda de su lugarteniente francés, acabando con la vida de Pedro.
Enrique convertido finalmente en rey de Castilla como Enrique II, iniciaba así la conocida como dinastía Trastámara.
Biblioteca digital, recorrido de la historia desde el año 8.000 a.C hasta el año 2.000, a través de toda clase de artículos que nos permite conocer más si cabe la historia y aquellos acontecimientos de revelancia acaecidos.
Recordando viejas series histórica, estoy rememorando la serie de los Tudors, basada en la vida del rey Enrique VIII, quien hereda el trono inglés tras la muerte de su padre, vencedor de la guerra de las dos rosas.
Hombre de gran ego, que intentará agigantar Inglaterra, enfrentándose tanto a la Iglesia, como a otros hombres poderosos como fueron Carlos I rey de España y Francisco I rey de Francia, acordando continuos acuerdos de paz y fomentando intrigas.
La zona de Jerez de la Frontera donde se realiza en trabajo de investigación.Juan Carlos Toro
Por la zona apenas viven ahora unos 600 vecinos, pero hace 2.700 años fue una ciudad de más de 25 hectáreas por la que pasaron tartesos, fenicios, turdetanos, romanos e islámicos. Los vestigios de aquel esplendor llevan siglos sepultado bajo un trigal en una barriada de Jerez de la Frontera (Cádiz), donde la presencia de Lázaro Lagóstena, profesor de Historia Antigua de la Universidad de Cádiz, y de su equipo genera entusiasmo este mes. Con un georradar capaz de sondear el subsuelo sin clavar una pica, escanean la antigua Hasta Regia para descubrir los detalles del yacimiento romano.
Bajo el sol del verano, la Unidad de Geodetección de la universidad gaditana ha pasado una semana sondeando unas 2,5 hectáreas de la finca, declarada Bien de Interés Cultural. A falta de interpretar la ingente cantidad de datos recogidos, los resultados son halagüeños. Los ocho investigadores identifican trazas del urbanismo romano de la ciudad, de las murallas que la cercaban y de una gran mansión de 600 metros de planta, cerca de una posible puerta de acceso al antiguo núcleo urbano. “El nivel de información conseguida es apabullante”, resume Lagóstena.
Gracias a la colaboración del propietario privado de las tierras, en el otoño de 2016 el trigal se sondeó por primera vez. Entre aquella campaña y la actual, el georradar ya ha barrido 7,5 hectáreas, aproximadamente el 33% del núcleo urbano de la ciudad. El yacimiento completo consta de unas 60 hectáreas. Para hacerse una idea, la conocida Baelo Claudia, en Tarifa, ocupa 13.
El georradar ha sido esencial en esta investigación.Juan Carlos ToroEL PAÍS
En esta ocasión, con pasadas del georradar de sur a norte, el trabajo peina una ladera entre dos cárcavas. En cada movimiento, la máquina es capaz de dibujar toda estructura a dos metros de profundidad.
Esa profundidad se corresponde con el periodo romano de la ciudad, pero Hasta Regia fue mucho más que eso. “Desconocemos cuándo comenzó el asentamiento en la zona, pero creemos que desde el Bronce Final (desde el 1250 a. C. hasta el 850 a. C.). La ciudad se mantuvo ocupada hasta el siglo X de nuestra era”, explica el profesor José Antonio Ruiz Gil, del área de Prehistoria de la Universidad. Se cree que fue un importante núcleo tarteso, fundadores de la población. Posteriormente fue “coetánea de la Gadir fenicia (la actual Cádiz). Era como un espejo de ella en importancia”, añade Ruiz. La estratégica localización fue clave para su poder. A los romanos no se les escapó ese potencial y durante la etapa republicana (hacia el 189 a. C) quedó bajo su control.
Suspendida en el remolque de un Land Rover, con cada pasada de la máquina aparece una nueva traza en el ordenador conectado al georradar. Las primeras imágenes apuntan a que la disposición urbanística era la clásica de un enclave romano. En los sondeos aparece una amplia calle orientada en sentido noreste-suroeste que se correspondería con el Cardus Maximus, rodeada de ínsulas o manzanas de edificios. El Cardo se cruzaría perpendicularmente con el Decumano. Y rodeando, la muralla.
Los investigadores prefieren ser cautos y esperar a analizar todo el material recogido, antes de hablar de hallazgos concretos. A simple vista, el escaneo ha mostrado “un edificio muy potente de 600 metros cuadrados junto a una posible puerta de la ciudad”, avanza el profesor, aunque prefiere no apuntar aún el uso que podría tener. La construcción ha aparecido en una de las elevaciones del terreno ya que los arqueólogos trabajan también con la hipótesis de que la ciudad se adaptó a la ladera de la colina aterrazando sus edificaciones y calles.
Todas las imágenes recogidas por el georradar se cruzarán posteriormente con las tomadas por un dron que capta la fotogrametría del territorio sondeado. Eso aporta la relación exacta entre la zona sondeada y la ubicación de lo encontrado bajo tierra. “Así es la investigación no invasiva, sin excavar y en poco tiempo podemos averiguar mucho de lo que está oculto”, explica el coordinador del equipo.
El alcalde pedáneo, José Antonio Fernández, ha visitado los trabajos en varias ocasiones y en el bar de la barriada no se habla de otra cosa. Aunque se antoje lejano, sueñan con un yacimiento visitable o, al menos, un centro de interpretación que informe al visitante y sirva como reclamo turístico. De momento, se conformarán con la charla que, en septiembre, el profesor universitario tiene previsto impartir en Mesas de Asta para explicar sus trabajos en la zona. Para entonces, el trigal hoy segado bajo el que Hasta Regia duerme el sueño de los justos, estará listo para una nueva cosecha.